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Internet

<!doctype html> <html lang="es"> <head> <title>Internet</title> <link rel="canonical" href="https://www.biografiasyvidas.com/tema/internet.htm" /> <meta http-equiv="Content-Type" content="text/html; charset=iso-8859-1"> <link rel="stylesheet" href="/estilos/styles.css" media="all"/> <meta name="viewport" content="user-scalable=no, width=device-width, initial-scale=1"> </head> <body> <div id="header"> <div class="container"> <div class="logo"> <a href="/"><img src="/images/logo.png" alt="Biografias y Vidas"/></a> </div> <div class="search"> <form method="get" action="/cgi-bin/search/search.pl"> <input type="hidden" name="Realm" value="body"/> <input type="hidden" name="Match" value="1"/> <div class="input-group"> <input type="text" id="fdse_Terms" placeholder="Buscar personaje..." name="Terms" class="form-control"/> <span class="input-group-btn"> <button type="submit" id="search_button" class="btn"><span class="icon-search"></span></button> </span> </div> </form> </div> </div> <hr/> </div> <div class="content"> <div class="container"> <div id="menu"> <ul> <li> <a href="/"> <div class="menu-icon"><span class="icon icon-home"></span></div> <span class="link">Inicio</span> <span class="desc">Portada de la <br/>Enciclopedia</span> </a> </li> <li> <a href="/monografias.htm"> <div class="menu-icon"><span class="icon icon-book"></span></div> <span class="link">Monograf韆s</span> <span class="desc">Las figuras clave <br/>de la historia</span> </a> </li> <li> <a href="/reportajes.htm"> <div class="menu-icon"><span class="icon icon-video-camera"></span></div> <span class="link">Reportajes</span> <span class="desc">Los protagonistas <br/>de la actualidad</span> </a> </li> <li> <a href="/buscador.htm"> <div class="menu-icon"><span class="icon icon-search"></span></div> <span class="link">Buscador</span> <span class="desc">Encuentra r醦ido la <br/>biograf韆 que buscas</span> </a> </li> <li><a href="/subscribirse/"> <div class="menu-icon"><span class="icon icon-envelope"></span></div> <span class="link">Novedades</span> <span class="desc">Suscr韇ete a <br/>nuestro bolet韓</span></a> </li> <li> <a href="/indices.htm"> <div class="menu-icon"><span class="icon icon-group"></span></div> <span class="link">蚽dices</span> <span class="desc">Los personajes por <br/>orden alfab閠ico</span> </a> </li> </ul> </div> <div id="main"> <div class="article"> <h1>Internet</h1> <p>En el terreno de los medios de comunicaci&oacute;n, el desarrollo de Internet se ha convertido en el acontecimiento m&aacute;s relevante de nuestra &eacute;poca, y muy especialmente desde su integraci&oacute;n en la telefon&iacute;a m&oacute;vil, es decir, en la otra gran innovaci&oacute;n del nuevo milenio. A los cambios evidentes que Internet ha tra&iacute;do en nuestros h&aacute;bitos comunicativos e informativos hay que sumar una serie menos visible de transformaciones en todos los &aacute;mbitos (social, laboral, econ&oacute;mico, educativo). Algunos profetas no han dudado en vaticinar que la mutaciones son de tal envergadura que avanzamos hacia una &laquo;sociedad de la informaci&oacute;n&raquo; y una &laquo;econom&iacute;a del conocimiento&raquo;, y que se avecina, si no ha comenzado ya, una especie de tercera revoluci&oacute;n que dejar&iacute;a atr&aacute;s el capitalismo industrial. </p> <p class="piefotos"><img src="fotos/internet_1.jpg" width="560" height="275"></p> <p>Los expertos se&ntilde;alan, no sin raz&oacute;n, que estas nuevas tecnolog&iacute;as han contribuido decisivamente a consolidar el proceso de globalizaci&oacute;n econ&oacute;mica, haci&eacute;ndolo irreversible; que han multiplicado la productividad de empleados y empresas, la actividad comercial y la creaci&oacute;n de riqueza; y que han llevado la difusi&oacute;n del conocimiento a un nivel que ridiculiza el de la era de Gutenberg. Pero tampoco faltan razones para el escepticismo, especialmente a la hora de valorar hasta qu&eacute; punto estos avances repercuten no en los balances de las corporaciones, sino en el bienestar del conjunto de la humanidad.</p> <h2>Una implantaci&oacute;n fulminante</h2> <p>Ciertamente, el crecimiento en progresi&oacute;n geom&eacute;trica de Internet no es solamente el fen&oacute;meno sociol&oacute;gico y de comunicaciones m&aacute;s significativo de los inicios de este tercer milenio, sino tambi&eacute;n en el m&aacute;s incontrolable e inesperado en una sociedad regida por las prospecciones y las estad&iacute;sticas en la que las sorpresas parec&iacute;an no tener cabida. Si los setenta del pasado siglo fueron el decenio de la suplantaci&oacute;n de las m&aacute;quinas de escribir por los ordenadores, a nivel de las empresas, y los ochenta continuaron y abundaron en esa l&iacute;nea con la expansi&oacute;n de la inform&aacute;tica al &aacute;mbito privado de los hogares a trav&eacute;s de la creciente presencia del ordenador personal, la d&eacute;cada de 1990 reservaba la imprevista novedad de Internet. </p> <p>Si pocos supieron predecir semejante <em>boom</em>, no fue porque la tecnolog&iacute;a que sirve de soporte a Internet no existiese desde al menos veinte a&ntilde;os antes de su conversi&oacute;n en fen&oacute;meno de masas, sino porque hab&iacute;a sido creada justamente para lo contrario: como veh&iacute;culo privilegiado de comunicaci&oacute;n entre sectores minoritarios, como los estrategas de la defensa en las Fuerzas Armadas o las elites cient&iacute;ficas de la comunidad internacional, especializadas en diferentes disciplinas.</p> <p class="piefotos"><img src="fotos/internet_web.jpg" width="520" height="422"><br> Una curiosa representaci&oacute;n del &laquo;universo&raquo; web: los colores corresponden al idioma (el ingl&eacute;s en azul) y los c&iacute;rculos grandes a los sitios m&aacute;s visitados (Google, Facebook, Yahoo y Youtube) </p> <p>El caso es que Internet, que hace tres d&eacute;cadas era &uacute;nicamente una palabra que no le dec&iacute;a nada a nadie, cuenta en la actualidad con millones de usuarios (alrededor de tres mil millones en 2016, pero no hay modo de averiguar cu&aacute;ntos son exactamente, sobre todo por el impreciso n&uacute;mero de ellos que pueden tener acceso a un mismo ordenador). Bautizados en sus inicios como &laquo;cibernautas&raquo; o &laquo;internautas&raquo;, sus asiduos son hoy multitud de personas corrientes desparramadas por todos los pa&iacute;ses del mundo; su n&uacute;mero ha crecido sin cesar y a una velocidad incomparablemente mayor a la de cualquier otro fen&oacute;meno de masas ocurrido con anterioridad, incluyendo la radio o la televisi&oacute;n, que ven menguadas sus audiencias en beneficio del nuevo medio. </p> <p>Los cient&iacute;ficos y los especialistas en inform&aacute;tica ponen el acento en las novedades t&eacute;cnicas y en la originalidad de los servicios que aporta la red, mientras que los soci&oacute;logos y los expertos en comunicaci&oacute;n destacan m&aacute;s bien la in&eacute;dita libertad que propone y la flexibilidad que posee en medio de una sociedad donde todo est&aacute; reglamentado, sujeto a una patente y es propiedad de una persona o de una empresa. La aparentemente lib&eacute;rrima naturaleza de la &laquo;red de redes&raquo; se comprende apenas se repasa la breve historia de Internet y de las sucesivas adiciones de inventos y servicios que la pusieron en movimiento y fueron ampliando sus casi inabarcables prestaciones; el resultado final de su desarrollo fue que la red no es obra de nadie en particular, y nadie puede por lo tanto reclamar en ella un papel de inventor, de due&ntilde;o y ni siquiera de pionero. </p> <p>No nos queda entonces sino quedar deslumbrados frente al inagotable universo de palabras, sonidos, im&aacute;genes y datos que ofrece Internet (verdaderamente inagotable, ya que sus prestaciones pueden ser utilizadas, sucesiva o simult&aacute;neamente, por millones de personas), pero podemos ya empezar a alejarnos de aquel optimismo democr&aacute;tico que caracteriz&oacute; los inicios: las operadoras de telecomunicaciones poseen el cable y los accesos, las multinacionales inform&aacute;ticas copan el software y los servicios, mir&iacute;adas de empresa explotan su coste &iacute;nfimo como canal de venta para publicitar y vender todo lo imaginable, y los grandes grupos de comunicaci&oacute;n audiovisual vierten contenidos de pensamiento &uacute;nico o puras banalizaciones en su af&aacute;n de acaparar una audiencia volcada en la &uacute;ltima novedad del &uacute;ltimo instante. El altruismo, los proyectos colaborativos o la independencia informativa mantienen sus reductos, pero todo es cada vez m&aacute;s parecido al mundo real.</p> <h2>Historia de Internet</h2> <p>Se afirma, con raz&oacute;n, que la principal causa de la expansi&oacute;n de Internet es la propia estructura de la red, planteada casi desde sus or&iacute;genes como una propuesta din&aacute;mica y abierta, que pod&iacute;a llegar a ser interminable. Corr&iacute;an los a&ntilde;os de la guerra fr&iacute;a cuando la corporaci&oacute;n RAND, asesora del Pent&aacute;gono estadounidense en materia de seguridad nacional, recibi&oacute; a finales de los sesenta un encargo concreto: dise&ntilde;ar un proyecto que asegurase el mantenimiento de las comunicaciones entre las diversas agencias gubernamentales, en el caso de que un ataque nuclear dejase inutilizados los sistemas y servicios tradicionales de telecomunicaciones. </p> <p>RAND propuso una red de ordenadores descentralizada, en la que cada nodo pudiese a la vez emitir y recibir mensajes. Como convincente argumento de venta de su proyecto, la corporaci&oacute;n razon&oacute; que, se produjese o no en el futuro el temido conflicto nuclear, una red de ese tipo podr&iacute;a en tiempos de paz permitir a los cient&iacute;ficos e investigadores en general compartir los escasos y caros recursos inform&aacute;ticos de la &eacute;poca. La primera red surgida de este esquema y controlada por el Pent&aacute;gono se denomin&oacute; Arpanet (Advanced Research Projects Agency), con cuatro nodos iniciales que en 1971 se hab&iacute;an convertido en quince y tan s&oacute;lo un a&ntilde;o m&aacute;s tarde en treinta y siete. </p> <p class="piefotos"><img src="fotos/internet_mosaic.jpg" width="560" height="361"><br> Mosaic (1993) fue el primer navegador gr&aacute;fico </p> <p>En 1977 Arpanet adopt&oacute; el protocolo de comunicaciones TCP/IP (que heredar&iacute;a Internet), lo que facilit&oacute; la r&aacute;pida aparici&oacute;n de otras redes. En la primera mitad de los ochenta los militares crearon Milnet para usos espec&iacute;ficos de la defensa nacional, y dejaron por lo tanto de participar en Arpanet, lo que permiti&oacute; a su vez el nacimiento de la m&aacute;s compleja CSNET (Computer Science Network). En 1986, la National Science Foundation, por su parte, auspici&oacute; el nacimiento de una nueva red, NSFnet, destinada exclusivamente al intercambio de informaciones en el &aacute;mbito de la comunidad cient&iacute;fica estadounidense, pero que sin embargo pronto desbord&oacute; estas fronteras nacionales y se convirti&oacute; en fuente de consulta e intercambio entre cient&iacute;ficos europeos y norteamericanos.</p> <p>Finalmente, en 1988, ante la creciente proliferaci&oacute;n de redes especializadas, sus responsables decidieron interconectarlas, para ampliar y diversificar el servicio, y dieron el nombre de Internet a la &laquo;red de redes&raquo; resultante de esa inspirada fusi&oacute;n. Este desarrollo hist&oacute;rico, en sucesivas etapas operativas pero no planificadas por nadie, explica el car&aacute;cter ac&eacute;falo de la red y su anarqu&iacute;a funcional. Sobre la marcha, y para que esa creativa estructura an&aacute;rquica no se precipitase en el caos, hubo que ir inventando tambi&eacute;n diversas normas compartidas.</p> <h2>La arquitectura cliente-servidor</h2> <p>Gracias a la profusi&oacute;n de dispositivos electr&oacute;nicos que invaden nuestros hogares, actualmente es m&aacute;s f&aacute;cil explicar, al menos a grandes rasgos, el funcionamiento de Internet. No s&oacute;lo en las escuelas y en los puestos de trabajo los ordenadores est&aacute;n interconectados, sino que tambi&eacute;n en multitud de hogares nos encontramos con que alguien se ha entretenido, siguiendo los pasos de un sencillo asistente, en conectar su port&aacute;til a su ordenador de sobremesa, de manera que desde un dispositivo puede accederse directamente a los documentos, im&aacute;genes o cualquier tipo de ficheros contenidos en el disco duro del otro para efectuar cualquier tarea: visualizarlos, modificarlos, eliminarlos o copiarlos.</p> <p>Multiplicando esos dos ordenadores interconectados por millones, no hacemos una primera idea aproximada de lo que es Internet. La salvedad m&aacute;s importante es la arquitectura cliente-servidor que posee la red. Significa que entre esos millones de ordenadores conectados hay una jerarqu&iacute;a superior, la de los servidores, y otra inferior, la de los clientes; en esta &uacute;ltima se sit&uacute;an nuestros ordenadores, port&aacute;tiles, tabletas, tel&eacute;fonos m&oacute;viles y dem&aacute;s dispositivos que empleamos para conectarnos a Internet.</p> <h3>Clientes</h3> <p>Suele se&ntilde;alarse que Internet no es de nadie, pero tal afirmaci&oacute;n no debe llevarnos, ingenuamente, a suponer que sea de todos. La ilustraci&oacute;n m&aacute;s clara de ello (y de nuestra pertenencia a la jerarqu&iacute;a inferior de los clientes) es que es imposible conectarse a Internet sin abonar previamente una cuota a alguno de los ISP (Proveedores de Servicios de Internet), que suelen ser las antiguas compa&ntilde;&iacute;as de telefon&iacute;a fija de cada pa&iacute;s o las nuevas de telefon&iacute;a m&oacute;vil, constantemente reagrupadas en poderosos grupos de telecomunicaciones. </p> <p>En el instante en que nos conectamos, la compa&ntilde;&iacute;a nos proporciona por los menos dos cosas imprescindibles. En primer lugar, nos asigna una direcci&oacute;n IP (fija o distinta en cada sesi&oacute;n), que viene a ser, para entendernos, algo as&iacute; como el n&uacute;mero de tel&eacute;fono de nuestro ordenador. De hecho, es simplemente un n&uacute;mero de cuatro cifras con el formato 172.69.226.58 (debiendo estar el valor de cada cifra entre 0 y 255) que identifica nuestro dispositivo; a cada uno de los millones de ordenadores conectados se le asigna un n&uacute;mero distinto. En segundo lugar, nos autoriza el acceso a un conjunto de servidores denominados DNS (Domain Name System, Sistema de Nombres de Dominio). Un tercer elemento necesario, el protocolo TCP/IP (Transmission Control Protocol / Internet Protocol), ya viene instalado, junto con el sistema operativo, en todos los ordenadores, permitiendo la comunicaci&oacute;n entre ellos.</p> <p class="piefotos"><img src="fotos/internet_clientes.jpg" width="560" height="353"><br> Los dispositivos cotidianos act&uacute;an meramente como <em>clientes</em> de Internet </p> <p>Supongamos que estamos preparando un informe sobre el mercado del aluminio, y que esperamos que el art&iacute;culo correspondiente de Wikipedia contenga algunos datos que necesitamos. Abriremos el navegador, y en su barra de direcciones escribiremos http://www.wikipedia.org/Aluminio. Con ello indicamos al navegador que, sirvi&eacute;ndose del protocolo HTTP (HyperText Transfer Protocol, Protocolo de Transferencia de Hipertexto, es decir, el empleado para transferir p&aacute;ginas web), solicite al servidor en que se aloja la Wikipedia que nos env&iacute;e el art&iacute;culo sobre el aluminio.</p> <p>Ahora bien, el navegador no sabe en qu&eacute; servidor se aloja la Wikipedia; para ser m&aacute;s exactos, desconoce la direcci&oacute;n IP (una IP como la nuestra) del servidor en que reside el dominio de la World Wide Web (www) llamado wikipedia.org. Por esta raz&oacute;n son precisos los servidores DNS: al modo de listines telef&oacute;nicos, contienen algo as&iacute; como inmensas tablas con dos columnas, una con nombres de dominio y otra con el n&uacute;mero IP de los servidores en que se hospedan. El navegador solicita al servidor DNS la IP correspondiente al dominio, y de este modo la petici&oacute;n llega finalmente al servidor de Wikipedia, que hace llegar el art&iacute;culo a la direcci&oacute;n IP que lo solicit&oacute; (la nuestra).</p> <p>Huelga decir que esta exposici&oacute;n del proceso, que toma unas cent&eacute;simas de segundo, no es m&aacute;s que una simplificaci&oacute;n did&aacute;ctica en multitud de aspectos. Cada servidor y por tanto cada IP puede alojar, de hecho, cientos de sitios web, mientras que los sitios de mucho tr&aacute;fico como Wikipedia deben distribuirse por m&aacute;quinas e IPs m&uacute;ltiples para soportar la carga. Tampoco los ficheros solicitados circulan enteros por la red: el protocolo TCP/IP los divide en trozos (paquetes) de tama&ntilde;o est&aacute;ndar, a&ntilde;adiendo a cada uno de ellos el n&uacute;mero de orden dentro del total y la direcci&oacute;n IP del remitente y el destinatario. Los paquetes suelen llegar a su destino en diferente orden y por distintos caminos, despu&eacute;s de rebotar por diversas m&aacute;quinas encargadas de su enrutamiento; las unidades que se pierden por fallos de transmisi&oacute;n son solicitadas de nuevo; finalmente, cuando se completa la recepci&oacute;n, el fichero es reconstruido.</p> <h3>Servidores</h3> <p>Contra lo que pudiera parecer, la mayor&iacute;a de los servidores de la World Wide Web no son m&aacute;quinas m&aacute;s potentes, grandes o modernas que las que manejamos diariamente. En esencia, son cajas horizontales que, al igual que nuestros ordenadores, poseen una placa base, un disco duro, un procesador, una memoria RAM y una tarjeta de red; como los nuestros, tienen instalado un sistema operativo y diversos programas. De hecho, en los inicios no era infrecuente que alg&uacute;n apasionado del tema con buenos conocimientos montara en su casa un servidor a partir de su PC.</p> <p>Lo m&aacute;s habitual y sensato, sin embargo, es confiar a las compa&ntilde;&iacute;as de hosting, dedicadas al alquiler de servidores, la administraci&oacute;n y mantenimiento de los mismos. Muchas veces tampoco en las sedes de las empresas de hosting hay servidores; f&iacute;sicamente suelen encontrarse en &laquo;hoteles de servidores&raquo; gestionados por empresas de housing. En estos hoteles, edificios con un suministro el&eacute;ctrico a prueba de cat&aacute;strofes, los servidores se apilan en columnas a lo largo de inmensos pasillos y salas climatizadas. </p> <p class="piefotos"><img src="fotos/internet_servidores.jpg" width="560" height="255"><br> Hotel de servidores</p> <p>En tales salas se aprecia que lo &uacute;nico que distingue a simple vista los servidores de los ordenadores comunes es la ausencia de perif&eacute;ricos como teclados, pantallas y ratones; no los necesitan, porque los empleados de las empresas de hosting que se ocupan de su mantenimiento y monitorizaci&oacute;n realizan todas las tareas a distancia, mientras que los de la empresa de housing se ocupan de las reparaciones f&iacute;sicas (por ejemplo, la substituci&oacute;n de un disco duro averiado). Tambi&eacute;n llama la atenci&oacute;n la profusi&oacute;n del cableado en su parte posterior, y ciertamente, una manifestaci&oacute;n de su estatus superior en la arquitectura es que los servidores se conectan entre s&iacute; con anchos de banda y velocidades muy superiores a las que nos ofrece nuestra operadora para acceder a ellos; su mundo es, pr&aacute;cticamente, un olimpo de instantaneidad. En el sentido original y estricto del t&eacute;rmino, s&oacute;lo ese olimpo es Internet.</p> <p>Otra diferencia importante se da al nivel del software. Si pudiera observarse su labor a trav&eacute;s de una pantalla, ver&iacute;amos que los programas que ejecutan los servidores nos son desconocidos. Los programas que manejamos en nuestro uso de Internet, como el navegador, caen en la categor&iacute;a de los llamados programas cliente, cuya principal funci&oacute;n es enviar solicitudes; tales solicitudes son atendidas en el servidor por un tipo complementario pero completamente distinto de programas, los programas de servidor. As&iacute;, la mayor&iacute;a de los servidores web mantienen en perpetua ejecuci&oacute;n un programa de servidor llamado Apache, que atiende las peticiones enviadas por nuestros navegadores.</p> <p>Por lo dem&aacute;s, el estatus inferior del cliente queda reflejado en el proceso de peticiones antes descrito. En este sentido, expresiones como &laquo;estar en Internet&raquo; o &laquo;entrar al servidor del aeropuerto&raquo; no son demasiado precisas. Lo &uacute;nico que hacemos al navegar es suplicar a un servidor que nos conceda la gracia de enviarnos una copia de la p&aacute;gina solicitada, la cual se guarda en la cach&eacute; del navegador (o sea, en nuestro disco duro) y es mostrada en la pantalla; en ning&uacute;n momento estamos m&aacute;s all&aacute; de nuestro dispositivo. S&oacute;lo los administradores de los servidores (y los hackers) pueden efectuar en ellos las operaciones que llevamos a cabo en nuestros propios ordenadores, como curiosear por el disco duro, borrar archivos o ejecutar programas.</p> <h2>La polivalencia de servicios</h2> <p>Aunque su dise&ntilde;o f&iacute;sico es f&aacute;cil de comprender, Internet escapa a una definici&oacute;n simple porque es un medio polivalente que s&oacute;lo puede ser aproximadamente caracterizado por la suma de explicaciones parciales de los servicios que lo integran. El programa imprescindible para acceder a tales servicios es actualmente el navegador (en ingl&eacute;s, <em>browser</em>, que significa literalmente &quot;hojeador&quot; de p&aacute;ginas). La historia de los navegadores es la de una guerra comercial en la que la hegemon&iacute;a ha cambiado varias veces de mano; actualmente lidera la batalla Google Chrome (Google), seguido a distancia de Internet Explorer (Microsoft), Safari (Apple) y Mozilla Firefox, de c&oacute;digo abierto y sin fines lucrativos. </p> <h3>World Wide Web</h3> <p>El &laquo;servicio rey&raquo; que ofrece Internet es sin duda la navegaci&oacute;n por la infinidad de recursos contenidos en la World Wide Web (abreviada WWW o W3), que literalmente significa la &quot;vasta telara&ntilde;a mundial&quot;. No cabe duda que la World Wide Web es en gran medida responsable de la arrolladora popularizaci&oacute;n de la red y de que &eacute;sta abandonase los circuitos cient&iacute;ficos y t&eacute;cnicos en los que naci&oacute; y para los que estaba destinada para convertirse en el fen&oacute;meno cotidiano que es en la actualidad.</p> <p>Desarrollada en el seno del CERN (Laboratorio Europeo de F&iacute;sica de Altas Energ&iacute;as) por el brit&aacute;nico Tim Berners-Lee y el belga Robert Cailliau, para facilitar la comunicaci&oacute;n inform&aacute;tica entre los f&iacute;sicos que trabajaban en el &aacute;rea especializad&iacute;sima de las part&iacute;culas elementales, la WWW desbord&oacute; muy pronto su cometido original y fue adoptada por las m&aacute;s diversas instituciones. Baste con decir que en 1991 aparecieron el primer servidor web y el primer navegador para interfaces de tipo texto; pero ya en 1992, apenas un a&ntilde;o m&aacute;s tarde, hab&iacute;a en todo el mundo unos cincuenta servidores web, y al a&ntilde;o siguiente se cre&oacute; el primer &quot;navegador gr&aacute;fico&quot;, que permit&iacute;a visualizar documentos que combinaban texto e im&aacute;genes, y dispar&oacute; el inicio de la popularidad de Internet. En 2014 se estimaba que el n&uacute;mero de sitios web que pod&iacute;an visitarse hab&iacute;a rebasado los mil millones. </p> <p class="piefotos"><img src="fotos/internet_tim.jpg" width="480" height="305"><br> Tim Berners-Lee</p> <p>El &eacute;xito de la World Wide Web se debe sin duda a que re&uacute;ne caracter&iacute;sticas muy agradables para el usuario: atractiva presentaci&oacute;n de la informaci&oacute;n (p&aacute;ginas Web); integraci&oacute;n junto al texto y las im&aacute;genes de elementos multimedia como v&iacute;deos, m&uacute;sica y hasta representaciones de realidad virtual; facilidad de uso de los programas navegadores y abundancia de los &quot;hiperenlaces&quot; o simplemente enlaces (palabras resaltadas, im&aacute;genes o iconos que conducen en un clic a otro de los millones de recursos publicados en Internet), que dan acceso muy f&aacute;cilmente a todos los materiales disponibles en relaci&oacute;n a un tema determinado y permiten navegar intuitivamente a trav&eacute;s de la red.</p> <p>Definida como un gran bazar donde se encuentra de todo, desde las &uacute;ltimas primicias cient&iacute;ficas de alto nivel a la pornograf&iacute;a, la World Wide Web ha dejado en su evoluci&oacute;n de ser el mero conjunto de textos informativos entrelazados que fue en sus or&iacute;genes. Con la excepci&oacute;n de Wikipedia o las versiones digitales de los medios, los sitios web m&aacute;s visitados son m&aacute;s bien plataformas a las que no se va a leer sino a interactuar o ejecutar acciones: consultar los saldos del banco, reservar un hotel, comprar todo lo imaginable en tiendas virtuales, realizar b&uacute;squedas, opinar en foros, relacionarse con las amistades en las redes sociales, ver videoclips, compartir im&aacute;genes... </p> <p>De este modo, servicios tan frecuentados como Facebook, Youtube, Booking, Amazon, Google o Pinterest no son m&aacute;s que p&aacute;ginas web corriendo sobre el protocolo HTTP (HyperText Transfer Protocol). Desde hace ya bastante a&ntilde;os, el enriquecimiento del lenguaje de codificaci&oacute;n original (el HTML, HyperText Markup Language) con m&oacute;dulos adicionales, el desarrollo de las tecnolog&iacute;as de servidor y la evoluci&oacute;n de los navegadores permite desarrollar sitios web de posibilidades ilimitadas.</p> <h3>Otros servicios</h3> <p>&Eacute;sta es la raz&oacute;n por la que la World Wide Web ha acabado por absorber o limitar a los profesionales el uso de otros servicios &laquo;hist&oacute;ricos&raquo; que corr&iacute;an sobre otros protocolos y precisaban por ello de programas espec&iacute;ficos: los navegadores actuales permiten que, aunque los protocolos de cada servicio que opera sobre Internet sean en realidad muy distintos entre s&iacute;, en la pr&aacute;ctica el usuario pueda trabajar casi siempre con una herramienta &uacute;nica.</p> <p>Para ilustrar lo anterior basta con recordar el protocolo FTP (File Transfer Protocol, Protocolo de Transferencia de Ficheros). Los primeros navegadores permit&iacute;an &uacute;nicamente solicitar p&aacute;ginas web a los servidores a trav&eacute;s del protocolo HTTP, representarlas en la pantalla y pasar de un sitio a otro haciendo clic en los enlaces. Para descargar alg&uacute;n fichero alojado en un servidor, era preciso utilizar un programa especial (un cliente FTP) y realizar una &quot;transferencia de ficheros&quot; que pod&iacute;a ser &quot;identificada&quot; o &quot;an&oacute;nima&quot;; en el primer caso es necesaria la autorizaci&oacute;n del ordenador anfitri&oacute;n o una contrase&ntilde;a convenida; en el segundo, como ocurre en los ficheros de acceso p&uacute;blico de determinadas bibliotecas, la comunicaci&oacute;n era directa. Este protocolo era de gran utilidad para los equipos de investigadores que se encontraban f&iacute;sicamente separados y deb&iacute;an manejar no obstante una voluminosa documentaci&oacute;n conjunta o intercambiar sus respectivos progresos.</p> <p class="piefotos"><img src="fotos/internet_submarino.jpg" width="560" height="462"><br> Cableado submarino </p> <p>Todo lo anterior resulta cr&iacute;ptico para los usuarios de hoy. Si necesitan por ejemplo descargar un documento en formato PDF, simplemente hacen clic en el enlace del sitio web que lo ofrece; los navegadores actuales descargan en el acto el documento en nuestro disco duro, e incluso permiten visualizarlo sin descargarlo, y lo mismo ocurre con todos los contenidos digitalizados en los m&aacute;s variados formatos, desde m&uacute;sica hasta libros.</p> <p>Lo mismo ocurri&oacute; con el protocolo IRC (Internet Relay Chat), que permit&iacute;a, a trav&eacute;s de un programa espec&iacute;fico (un cliente de chat), unirse a multitud de tertulias electr&oacute;nicas por escrito (los canales), en la que pod&iacute;an participar varias personas a la vez. Pronto fue posible chatear con el navegador a trav&eacute;s de chats instalados en p&aacute;ginas web que no requer&iacute;an configuraci&oacute;n alguna. Pero esta aparente extinci&oacute;n de protocolos en beneficio la World Wide Web no conlleva la de las ideas a que daban sustento, que reaparecen y mueren bajo nuevas formas (como el Messenger de Microsoft); de hecho, el chat conoce actualmente el mejor momento de su historia gracias a su &uacute;ltimo avatar, la mensajer&iacute;a instant&aacute;nea para tel&eacute;fonos m&oacute;viles: WhatsApp en occidente y LINE en oriente suman mil quinientos millones de usuarios.</p> <p>En forma an&aacute;loga, el protocolo Gopher y sus arcaicos mecanismos de b&uacute;squeda (Archie, Veronica) quedaron pronto obsoletos ante la alternativa de navegar c&oacute;modamente por directorios que clasificaban en temas y subtemas centenares de p&aacute;ginas web, ofreciendo un enlace a las mismas y una peque&ntilde;a descripci&oacute;n de su contenido. En eso consist&iacute;a esencialmente el primer Yahoo!, el m&aacute;s exitoso sitio de los a&ntilde;os 90. En vista de que la vertiginosa proliferaci&oacute;n de nuevos sitios web hac&iacute;a inviable un directorio mantenido por humanos, empezaron a desarrollarse las soluciones automatizadas y escalables que llevaron a la creaci&oacute;n de los buscadores propiamente dichos. </p> <p class="piefotos"><img src="fotos/internet_yahoo.jpg" width="560" height="435"><br> Los directorios como Yahoo! fueron pronto substituidos por motores de b&uacute;squeda automatizados </p> <p>El primero y m&aacute;s popular de ellos fue AltaVista (1995); sus <em>spiders</em> o ara&ntilde;as segu&iacute;an todos los enlaces de la WWW y guardaban copias de millones de p&aacute;ginas en una inmensa bases de datos (en la misma forma en que procede el actual Google) que pod&iacute;a consultarse introduciendo los t&eacute;rminos de b&uacute;squeda en su p&aacute;gina principal. La intervenci&oacute;n humana en el proceso es casi nula: se reduce a establecer algoritmos que ordenen los resultados por relevancia y calidad, algo en lo que AltaVista nunca lleg&oacute; a brillar. </p> <p>La hidra polic&eacute;fala que hoy es Google, cuya hegemon&iacute;a se extiende por los navegadores, los sistemas operativos para m&oacute;viles y multitud de servicios, naci&oacute; en la forma del buscador que desbanc&oacute; a AltaVista al mejorar sensiblemente la calidad de los resultados. Google basaba la ordenaci&oacute;n de los mismos en una idea simpl&iacute;sima, la de las &laquo;citaciones&raquo;: del mismo modo que un trabajo cient&iacute;fico acredita su condici&oacute;n de estudio de referencia cuando es citado por muchos investigadores, los sitios web que reciben muchos enlaces de otros sitios son mejores y merecen ocupar las primeras posiciones. </p> <p>Por el camino de este proceso se perdieron los h&aacute;bitos de navegaci&oacute;n y descubrimiento de los primeros internautas, que saltaban de unos sitios a otros siguiendo su curiosidad e intereses; en nuestros d&iacute;as, el desmesurado crecimiento de la WWW y la &laquo;soluci&oacute;n&raquo; aportada por los buscadores ha reducido la navegaci&oacute;n a ir de Google al primer resultado, para volver otra vez a Google y ver el segundo resultado, y poco m&aacute;s. Por esta conjunci&oacute;n de fen&oacute;menos es hora ya de desmitificar cierta visi&oacute;n id&iacute;lica de Internet como espacio de libertad en el que todos podemos ser emisores y receptores. Es cierto que cualquiera puede crear gratuitamente un blog en tres minutos, y publicar en &eacute;l un art&iacute;culo con opiniones primorosamente documentadas y argumentadas; pero, a causa de los h&aacute;bitos de navegaci&oacute;n y el funcionamiento de los buscadores, las posibilidades de que un mil millon&eacute;simo blog reciba alguna visita son irrisorias.</p> <style type="text/css"> .adaptable-centro { display: block; width: 336px; height: 280px; margin: 0px auto;} @media(min-width: 360px) { .adaptable-centro { width: 336px; height: 280px; } } @media(max-width: 359px) { .adaptable-centro { width: 300px; height: 250px; } } </style> <ins class="adsbygoogle adaptable-centro" data-ad-client="ca-pub-3172851258350010" data-ad-slot="1744822333"></ins> <script async src="//pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js"></script> <script>(adsbygoogle = window.adsbygoogle || []).push({});</script> <p>Fuera del &aacute;mbito especializado, el otro superviviente de los antiguos servicios es el correo electr&oacute;nico, no sin haber sufrido una reconversi&oacute;n similar que ha reducido a cero las dificultades de uso. El correo electr&oacute;nico (la Academia sigue sin aceptar los anglicismos <em>e-mail </em>o <em>email</em>) se hizo de inmediato inmensamente popular; en Estados Unidos su volumen superaba ya en 1995 al del tradicional correo postal. Los usuarios actuales ya saben que no es necesario que ambos ordenadores (el emisor y el receptor) est&eacute;n conectados en el momento del env&iacute;o, ya que el mensaje que enviamos va a parar al &laquo;buz&oacute;n electr&oacute;nico&raquo; del destinatario, es decir, a una peque&ntilde;a porci&oacute;n del disco duro de un servidor donde se van almacenando los correos recibidos; si el receptor no est&aacute; examinando el correo en ese momento, lo ver&aacute; la pr&oacute;xima que acceda a su buz&oacute;n.</p> <p>En los inicios, el correo electr&oacute;nico requer&iacute;a tambi&eacute;n el uso de un programa especial (un cliente de correo), que deb&iacute;a instalarse y configurase conforme a los protocolos espec&iacute;ficos del servicio, es decir, el POP3 o de correo entrante y el SMTP o de saliente; ten&iacute;a la ventaja de que s&oacute;lo se requer&iacute;a conexi&oacute;n a Internet en el instante de la recepci&oacute;n y el env&iacute;o, lo cual era un ahorro cuando, en la &eacute;poca del m&oacute;dem, se pagaba la conexi&oacute;n por minuto o por hora, en lugar de las actuales cuotas fijas con tiempo ilimitado. </p> <p>No obstante, en una manifestaci&oacute;n m&aacute;s del poder de absorci&oacute;n de la World Wide Web y los navegadores, pronto los clientes de correo fueron substituidos por el llamado correo web: numerosos portales ofrec&iacute;an gratuitamente la creaci&oacute;n de una cuenta de correo y su gesti&oacute;n a trav&eacute;s del navegador. Actualmente dominan el mercado Gmail (Google), Outlook (antes Hotmail, de Microsoft) y Yahoo! Mail; todos ellos ofrecen potentes gestores de correo que suman a su facilidad de uso la impagable ventaja de poder consultar el correo en cualquier navegador de cualquier ordenador del mundo.</p> <p class="citar"><strong>C&oacute;mo citar este art&iacute;culo:</strong><br>Fern&aacute;ndez, Tom&aacute;s y Tamaro, Elena. &laquo;<span id="perscita"></span>&raquo;. En <em>Biograf&iacute;as y Vidas. La enciclopedia biogr&aacute;fica en l&iacute;nea</em> [Internet]. Barcelona, Espa&ntilde;a, 2004. Disponible en <a id="urlcita" class="break" href=""></a> <script>function citapers() { var x = document.getElementsByTagName("title"); document.getElementById("perscita").innerHTML = x[0].innerHTML;}</script> <script>function citaurl() { var x = location.href; document.getElementById("urlcita").innerHTML = x;}</script> <script>window.onload=function comocitar() {citapers();citaurl();}</script> [fecha de acceso: <script>var meses = new Array ("enero","febrero","marzo","abril","mayo","junio","julio","agosto","septiembre","octubre","noviembre","diciembre"); var f=new Date();document.write(f.getDate() + " de " + meses[f.getMonth()] + " de " + f.getFullYear());</script>].</p> <div class="go-top"> <a href="#header" title="Subir"><span class="icon-arrow-up"></span></a> </div> </div> </div> <div id="sidebar"> <style type="text/css"> .adaptable-derecha { display:inline-block; width: 160px; height: 600px; } @media(max-width: 767px) { .adaptable-derecha { display: none; } } @media(min-width: 768px) { .adaptable-derecha { width: 160px; height: 600px; } } @media(min-width: 1200px) { .adaptable-derecha { width: 300px; height: 600px; } } </style> <ins class="adsbygoogle adaptable-derecha" data-ad-client="ca-pub-3172851258350010" data-ad-slot="6979371138"></ins> <script async src="//pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js"></script> <script>(adsbygoogle = window.adsbygoogle || []).push({});</script> </div> </div> </div> <div id="footer"> <div class="container"> <ul> <li><a href="/sitio.htm">Sobre este sitio</a></li> <li><a href="/editorial.htm">Sobre la editorial</a></li> <li><a href="/contacto.htm">Contacto</a></li> <li><a href="/como_citar.htm">C&oacute;mo citar</a></li> <li><a href="/aviso.htm">Aviso legal</a></li> </ul> <p class="copy">&copy; Editorial Biograf韆s y Vidas, 2004-2024</p> <p class="repro">&iquest;Desea <a href="/reproducir.htm">reproducir alguna biograf&iacute;a</a> en su web?</p> </div> </div> </body> </html>

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